Lecciòn de vida

Todavía hay personas buenas en este mundo que se desvían de su camino para ayudar a otros. Hoy pude comprobarlo. En el apuro de acomodar a madre, mis hijos y mis sobrinos en el carro para ir al parque, olvidé que había puesto encima del techo del auto una caja de piezas de Legos de mi hijo.
Me acordé cuando doblé en la primera esquina y vi por el espejo que la caja caía y todas sus piezas se regaban en medio de la calle. En ese momento no sabía qué hacer. Debía decidir rápido entre seguir manejando y escuchar la perolata del niño de 8 años, que ya empezaba a darse cuenta de lo sucedido y comenzaba con ojos muy disgustados a tildarme de lo peor, o si regresar y tirarme en el medio de la calle a recoger aquel reguero de piecesitas diminutas por las que tendría que soportar muchas bocinas apurándome. Me decidí por la segunda opción.
Lo maravilloso sucede cuando un carro contrario al mío pasa a mi lado, y para mi sorpresa se estaciona un poco más adelante, bajándose el chofer y tirándose conmigo en el medio de la vía a recoger las piezas.

Su nombre es Ely. Ely no sólo me ayudó a recuperar todos los Legos de mi hijo, quien ahora me miraba feliz y complacido desde el interior del auto, sino también me hizo creer un poco más en que no todo está perdido. Aún hay personas buenas, que sin medir la situación en la que se pueden estar metiendo, te echan la mano. Al terminar, le di las gracias, nos abrazamos y caminamos en sentido contrario. Ya sentada en mi cama, recuerdo cada segundo y me siento en las nubes.

¡Vaya lección de vida la de hoy!

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1 comentario

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Una respuesta a “Lecciòn de vida

  1. Da gusto encontrar gente así, y anima la vida de una misma 🙂 GRACIAS POR TU ENTRADA!

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