Hoy solo vivo. No pienso dos veces las cosas. Vivo. Simplemente me dejo llevar. Fluyo. Me disperso como el agua, que se abre camino al andar. Me dejo tomar de la mano por la sensación que me persigue. Normalmente me tumbo en el pasto, lleno del rocío mañanero. Y miro y escucho los pájaros cantar. Las hormigas continúan su proyecto…. No me hacen caso, como si fueran caballos con orejeras. Los perros corren a mi lado, juegan, ríen.
Las nubes viajan, llevando y trayendo sueños. El café cuela todas las mañanas, como mismo sale el sol para todos, y su aroma inunda el jardín… Un hombre llama mi nombre, me extiende una taza de la infusión. Bebo y lo jalo hacia mí, se avalancha renegando al principio, pero ya después fluye, como yo. Como el agua en mí. Le doy a probar del sabor del brebaje en mi lengua… Y siento mariposas. Mariposas que salen contentas, y libres se alejan. Augurando frutos, como el huerto en el patio.
Y me pierdo en su piel, una vez más. Y me sigo encontrando en sus labios y en su cabello negro. Rodamos por el pasto, reímos como dos chiquillos. Por instantes somos uno. Y lo amo y él me ama. Agarro mi guitarra, acomodándola en mi regazo como quien acuna una nueva esperanza, y le canto. Le canto con el alma. Le canto de todo lo que hay en mi corazón. Me responde confirmándome que el pasado quedo atrás y ya no importa. El día de ayer terminó anoche. Me quedo pensando mientras rozo su nariz con la mía, que quiero vivir las mil y una aventuras con él. Vivir por él… Respirarlo a él. Estar y ser, como la última de sus costillas.
Y aún si llegaran días de hambruna, valles oscuros, y gigantes malvados no me movería de su lado. Fue en el que encontré el punto luminoso sobre el hombro izquierdo, y el brillo en los ojos. Acá soy feliz. Y acá me quedo.
© Daymé García R
Abril 12, 2012
Debe estar conectado para enviar un comentario.